Washington, 4 sep (PL) Estados Unidos amenazó con responder de forma rápida y adecuada junto a sus aliados ante un presunto uso de armas químicas por el Gobierno sirio, pretexto usado antes para atacar al país levantino.
De acuerdo con un comunicado de la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Sarah Sanders, esa continúa siendo la firme postura de la administración norteamericana.
La portavoz apuntó que Washington sigue de cerca la situación en la provincia de Idleb, considerada en estos momentos el último bastión de los grupos terroristas en la nación árabe, donde la guerra dura más de siete años.
Recordó las advertencias del presidente estadounidense, Donald Trump, sobre una ofensiva del Ejército sirio a dicho territorio, que para el mandatario sería «una escalada imprudente de un conflicto ya trágico y que pondría en riesgo la vida de cientos de miles de personas».
A decir de Sanders, Estados Unidos seguirá trabajando con sus aliados para encontrar una solución diplomática duradera que resuelva las hostilidades en Siria bajo los auspicios de la Resolución 2254 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
Trump manifestó la víspera su desacuerdo con la anunciada ofensiva del Ejército sirio contra Idleb, cuando él mismo ordenó par de agresiones con misiles contra Siria.
«Los rusos y los iraníes cometerían un grave error humanitario al participar en esta potencial tragedia humana», agregó el mandatario republicano en su cuenta personal de la red social Twitter.
«Cientos de miles de personas podrían ser asesinadas. No dejen que eso suceda», expuso Trump, quien dispuso dichos ataques por el supuesto uso de armas químicas de las tropas sirias.
Bajo el pretexto de la lucha contra el terrorismo, Estados Unidos mantiene su presencia militar en Siria contra la voluntad del Gobierno de presidente Bashar Al-Assad.
Actualmente, se incrementan las presiones sobre la nación árabe con una labor de los medios occidentales de comunicación sin precedentes, movimientos militares de las fuerzas involucradas y gestiones diplomáticas a diversos niveles.
Según reportes de Prensa Latina desde Siria, las agrupaciones extremistas, encabezadas por la llamada Junta para la Liberación del Levante, otrora Al Nusra, tienen casi listo el escenario para culpar al Ejército sirio de presuntos ataques químicos en Jisr al Shugur.
Las múltiples denuncias indican que más de 30 niños y pobladores fueron secuestrados para masificar la provocación con el respaldo de paramilitares entrenados por la inteligencia británica, fundamentalmente.
Por su parte, Estados Unidos desplegó tres sistemas de radares que incluyen portátiles y fijos en las áreas de Tel Baydar, Kobani y Sarin en la provincia de Hasaka, donde conservan posiciones grupos kurdos que Washington respalda.
Junto a paramilitares contratados de diversos países, efectivos norteamericanos están posicionados también en Rimelan, Sabat al Jair, Tabqa, Tell Sama, Manbij y Jarablus.
El gobierno de Al-Assad rechazó tituladas preocupaciones en Naciones Unidas sobre ataques químicos y una grave situación humanitaria, y reiteró que el deber nacional es proteger a sus ciudadanos y no caer en provocaciones.